19 en el Aleph de Borges. Una copita del seudo coñac - ordenó - y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de la baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo.

Lunes, 2 de febrero de 2009. Es extrañamente infantil, Elfa, pero sigo queriendo darte la mano por debajo de la manta. ya no sé si es cosa de las drogas o no, pero el efecto ya tendría que haberse pasado. voy haciendo mi vida, reconstruyendo los muros caidos. y tú te cuelas de repente en mi pensamiento y, sólo es eso, me imagino dándotela la mano por debajo de la manta y sigo con lo mío. Seas quien seas, empiezas a mosquearme. Porque sé que después no volveré a verte.