Martes, 24 de mayo de 2016. Todo lo que puedo ver. Todo lo que puedo ver. Es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas. Moviéndose, acercándose, alejándose. Nada de lo que pienso tiene que ver con eso. Nada allí responde a otra cosa que al capricho. No se une lo que creo va a unirse. Ni se aquieta o separa. Lo que de modo insospechado. Es la decadencia del tiempo y los espacios euclidianos. Es la frustración de quien tantea en la oscuridad.

Había aprendido a caminar tan rápido que el paisaje solo lo formaban tres colores y una línea recta. Las voces de los demás viajeros cabían todas en un bolsillo. En una estación igual al resto subió a mi tren un hombre espiral. Ahora me muevo tan desnuda y tan lenta que nadie advierte mi piel llena de criaturas recién nacidas. Solo tengo un mapa que no es del suelo la caricia justa un dolor feliz. El despertar rota de luz sabiendo que si alargo la mano me encontraré con su espasmo.

Viernes, 8 de mayo de 2015. Me mata tanto como lo puede hacer el dolor de cabeza. Es una sensación de vació interior tan profundo que casi da miedo. La soledad profunda quizás, sea algo parecido a esto; Un vacío doloroso.

16 de abril de 2015. Me he pasado la vida buscando una esdrújula que no lleve tilde. Y observando las cosas extraordinarias que hacen los niños. Porque yo no llevo tilde. Y sin embargo bailo como una grulla mojada. Alzando el vuelo en maremoto. Aterrizando con el pecho en flor. Me tendrás que dar la mano. Le robaremos las tildes a las esdrújulas. Cuando me des la mano.

Hay algo terrible en la realidad, pero no sé qué es. La chica que acaricia un antebrazo. Con la vehemente suavidad del desespero. Oliendo el rastro de la pértiga sinestesia. Que lo convierta en verde musgo entre mis piernas. Medio camino despertando dentro de personas extrañas. Mi mano erizando el pecho del mandril. Sin interés por la respuesta. Anunciando una a una mis catástrofes.

Jueves, 10 de noviembre de 2016. Falla, levanta y camina. Viernes, 4 de noviembre de 2016. El pie de la niñez dejó su surco encima de la arena, su relieve. De castillos hacia dentro,. Mis ojos reconocen ese mar. Hay lágrimas que mojan hacia dentro,.