Martes, 19 de julio de 2011. Un camión de carretera. No es distinto de la caverna. En formas de negro. Nado de brazos caídos. Obradora de un hado propio. Este invierno de ceniza. No sabe rozar mis oídos. Trabé los dedos del hombre. Uniendo cada uno a sus orgullos. Estirando el tejido de Dios. Ruedan en mi suelo. Domingo, 5 de septiembre de 2010. Después de más de un año de silencio, al ataque. He aquí el primer poema social. De flujo de cabecitas negras. Sin mucho que desear. Ni poco que agradecer.