Hace unos siete años escribí este texto. Todo empieza y todo acaba. A veces deseamos que todo hubiera empezado antes. A veces, que nada hubiera sido igual. Hay veces en que todo termina sin haber empezado. Y en ocasiones, lo que termina nunca debería haber existido. Pero lo importante es lo que hay en medio. Respira, y sé feliz. Y haz feliz a alguien. Aunque el fantasma de la soledad aceche. Aunque la soledad sea lo único que nos quede.

Monday, July 31, 2006. El otro día los árboles me hablaron. Me susurraron misterios de lustros a través de la brisa de mar que soplaba cada vez más fuerte; venía galerna. Y es que el mar estaba furioso. Y junto a él los ríos, los peces, los montes, los pájaros. Y por supuesto los árboles. Me confesaron rabiosos que ya no deseaban compartir con nosotros el sustrato que nos habíamos empeñado en destruir hasta conseguirlo con creces. Nunca vi nada más parecido a ver llorar a un árbol.

Wednesday, May 24, 2006. Miraba nostálgica a través de la ventana de mi pequeña torre. Cuando a lo lejos reconocí al corcel de mi Romeo. Como en cada encuentro, conversamos acerca de las batallas que se disputaban en aquellas tierras. Tenía que ser discreto si no quería ser encarcelado por el nuevo rey, que era más cruel todavía que su antecesor. Pero esta vez algo fue diferente. De sus labios salieron las palabras más hermosas que nunca antes había pronunciado.

Viernes, noviembre 18, 2011. Me acerco a la caja tirando de mi carrito. Empiezo a sacar las cosas sin mirar. No quiero mirar esa mirada desganada al otro lado de la máquina que hace ping. No oigo los porrazos ni la voz envenenada de mala leche . Esa voz no es la voz poseída que yo conozco. Espere, yo le ayudo, se le cae el vino. Que tenga una buena tarde. No se qué fue de la cajera grosera, ni me importa.